La niebla y la doncella   ::   Silva Lorenzo

Страница: 189 из 226

Lo pillo que tecagas.

– ¿Qué aviso?

– Que no hablara con desconocidos. Me lo pasó un colega, así como el que no quiere la cosa. Que el ambiente estaba revuelto y me fuera con ojo.

– ¿Eso le dijo?

– Eso mismo.

– ¿Y cómo se llama ese colega?

– Mire, yo a un colega no lo vendo. Eso sí que no. Antes de eso, ya me pueden ir poniendo los cepos.

– Tranquilo. No queremos causarle ninguna molestia de ese tipo.

– Además, mi colega no es importante. Me diría lo que le dijeron.

– Lo que le dijo quién. ¿El Moranco?

– No sé si él. Puede, pero no hace falta. El Moranco no está solo. Él solo no movería tanto como mueve.

– ¿Mueve mucho, el Moranco?

– Que si mueve. Como que le lleva la tienda al rey del mambo.

– ¿Y quién es el rey del mambo?

Johnny sudaba tinta.

– Hostia, sargento, yo no le he dicho nada. Ni mucho menos lo que le voy a decir ahora. Además, esto no lo sé. Es lo que he oído.

– Tranquilo.

– No le voy a dar el nombre de nadie. Sólo le voy a dar el de un hotel. Todo tiene un dueño. Si son listos, con eso les sobra.

– Di.

Lo dijo en voz tan baja que casi no pudimos oírlo.

– Y no han hablado conmigo. Que me cae la ruina.

– No te preocupes. Esta conversación no ha existido.

– Por sus niños, si los tiene.

– Te lo prometo.

– Y ahora me abro, que ya me la he jugado bastante.

Se levantó y echó a andar.

– Juan -le detuve.

– ¿Qué? Deprisa, por favor.

– Si en algún momento teme, pida ayuda. Pregunte por mí. Vila.

– Ya tendré que estar muy jodido.

– Bueno. Tenga cuidado, de todas formas.

– Gracias por el consejo. No dé el cante usted, eso es lo principal.

Se esfumó a toda velocidad. En ese momento vi en el reloj que se nos había echado la hora encima. Eran las siete menos cinco, y teníamos el tiempo justo para no faltar a la cita que habíamos concertado por la mañana. Llegamos a las siete un poco pasadas, y aguardamos hasta las siete y veinte. A esa hora, me di por vencido. Chamorro había ganado la apuesta.



Capítulo 18 UNA SOLA DIRECCIÓN

Pasaban un par de minutos de las siete y media cuando nos reunimos con Azuara y Morcillo en un bar de la plaza.

|< Пред. 187 188 189 190 191 След. >|

Java книги

Контакты: [email protected]