La niebla y la doncella :: Silva Lorenzo
Страница:
37 из 226
No me extrañaba que, en cuanto había podido, Guzmán la hubiera fichado para su equipo de policía judicial. Tenía cabeza, aplomo y madera de investigadora. Sin embargo, ella apenas había participado en las pesquisas que habían concluido con la detención e imputación del concejal Gómez Padilla. Se había incorporado a la unidad de policía judicial poco antes del juicio, cuando ya estaba todo el trabajo hecho. El que había corrido con el peso de la tarea, a las órdenes de Guzmán, había sido un sargento que después había pedido destino en la Península. Tras aportarnos ese dato, el teniente se apresuró a aclarar:
– No por el desafortunado desenlace de este caso, sino porque su familia está allí. Aunque ya te puedes imaginar que el asunto López von Amsberg no lo tenemos incluido en nuestro disco de grandes éxitos.
A falta de poder cambiar impresiones con el sargento, lo hicimos con los guardias que habían colaborado con él. La más curtida era una mujer, la misma que había tenido la oportunidad de interrogar a la inefable Desirée. Tanto al exponernos sus ideas sobre la muchacha, como sobre el conjunto del caso, Morcillo, que así se apellidaba la guardia, se mostró cooperadora y relajada. Parecía tener el sentido común y el rodaje suficientes como para saber que en el trabajo policial, como en todo, a veces se mete la pata hasta el fondo y ni el mejor está libre de que le pase. El otro guardia, Azuara, más joven e inexperto, se condujo, en cambio, de un modo incómodamente defensivo. Me hizo sentir todo el tiempo como un examinador.
– Tranquilo, hombre -acabé por decirle-. Que me he leído el expediente. Sé que os lo currasteis, yo no estoy buscándole las vueltas a nadie.
Sin embargo, hubo algo que desde el primer momento me llamó la atención, y no favorablemente. La investigación se había centrado de forma casi exclusiva en la hipótesis de que el asesino fuera el concejal. Se disponía de muchos datos y muy contrastados acerca de éste y, en particular, acerca de su inquina hacia el muerto. Pero de Iván López von Amsberg, la información no resultaba demasiado abundante. Por los testimonios de parientes y vecinos se habían procurado los investigadores una razonable aproximación a su carácter. No habían averiguado, por el contrario, demasiado acerca del modo en que ocupaba su tiempo. Morcillo sólo me pudo decir:
– No tenía oficio conocido. La actividad en la que se le recuerda, mayormente, era pasearse por ahí en una moto de gran cilindrada, que venía a ser una especie de prolongación de su personalidad, y a la que por lo visto dedicaba sus únicos desvelos.
|< Пред. 35 36 37 38 39 След. >|